Nuestro organismo es como una compleja computadora biológica, susceptible a virus y agentes patógenos que pueden alterar su correcto funcionamiento, generando diversos síntomas y poniendo en peligro nuestra salud. Para prevenir la aparición de enfermedades asintomáticas, es recomendable realizar un chequeo médico anual. No obstante, existen terapias alternativas con el potencial de detectar y neutralizar estos agentes patógenos invisibles a los exámenes médicos convencionales.
Una de estas terapias alternativas es el biomagnetismo, una disciplina capaz de identificar, diagnosticar y corregir anomalías antes de que se desarrolle una patología en el organismo. Pero, ¿cómo funciona esta terapia y cuáles son sus beneficios?
Antes de profundizar, debemos entender qué es un imán. Este es un elemento que, gracias a su composición de materiales naturales, produce un campo de fuerzas magnéticas.. Este campo puede atraer o repeler a otros objetos que posean propiedades magnéticas, dependiendo de su polaridad. En nuestro organismo se encuentran componentes ferromagnéticos tales como el hierro, cobalto y níquel, los cuales son parte integral de nuestra sangre.
La terapia de biomagnetismo, también conocida como terapia de imanes, emplea distintos imanes para detectar y corregir anomalías en el organismo. Una vez que el terapeuta identifica un área afectada, aplica imanes en dicha zona durante aproximadamente 15 a 20 minutos, con el objetivo de restablecer el equilibrio y salud del área comprometida.
Esta disciplina se basa en la teoría de que nuestro cuerpo se regula mediante impulsos magnéticos, a través de corrientes de polaridad positiva y negativa. Cuando este equilibrio energético se altera, nuestras defensas disminuyen y el organismo se vuelve vulnerable a ataques de virus y bacterias. Con el uso de imanes, se restauran los desequilibrios energéticos, se combaten los microorganismos dañinos y se refuerza nuestro sistema defensivo. Aunque es relevante señalar que, hasta el momento, esta terapia no cuenta con reconocimiento de las autoridades médicas internacionales.
La terapia biomagnética posee una amplia gama de beneficios. Su principal ventaja es la capacidad de equilibrar el pH corporal, creando un ambiente desfavorable para los agentes patógenos. Es un método natural, indoloro y no invasivo, compatible con otros tratamientos médicos o terapias alternativas, y se centra en tratar la causa subyacente del dolor o enfermedad, en lugar de solo los síntomas.
En términos físicos, mejora el sistema circulatorio, reduce la inflamación muscular y articular, alivia el dolor óseo y de ligamentos, minimiza problemas digestivos, fortalece el sistema inmunológico, disminuye la fatiga y ayuda a la recuperación tras enfermedades graves o intervenciones quirúrgicas.
En el plano psicológico, ayuda a combatir el insomnio, reduce el estrés, recupera el apetito, mejora el autocontrol personal y potencia la sensación de fortaleza interna y la autoestima.
El mecanismo del biomagnetismo se basa en la modulación del pH del cuerpo. Según los expertos en esta terapia, los agentes patógenos proliferan cuando hay desequilibrios significativos en los niveles de pH. Un organismo con un nivel de acidez elevado (presentando un pH menor a 7.4) tiende a ser vulnerable a infecciones virales, y a sufrir degradación celular.. Por otro lado, un cuerpo demasiado alcalino (con un pH superior a 7.4) tiende a sufrir inflamaciones, hinchazones, infecciones bacterianas y parasitarias.
La técnica del biomagnetismo busca corregir estos desequilibrios, alterando los electrolitos dentro de zonas ácidas, donde se desarrollan virus y hongos, y zonas alcalinas, donde proliferan bacterias y parásitos. Al corregir el pH, se interrumpe la retroalimentación energética de los microorganismos patógenos, mientras que los microorganismos necesarios para el metabolismo se benefician de un ambiente adecuado para su desarrollo.
Pese a sus numerosos beneficios, existen algunas contraindicaciones para esta técnica. No se recomienda en personas sometidas a quimioterapia o radioterapia, mujeres embarazadas, personas en tratamientos de fertilidad, pacientes con marcapasos, niños menores de cinco años con fiebre y sin atención médica previa, personas con condiciones de salud inestables o enfermedades crónicas, y aquellos que experimentan cambios bruscos en la presión arterial o los niveles de glucosa en la sangre.
Además, es posible que los pacientes experimenten pequeñas crisis en las 24 a 48 horas posteriores a la terapia, ya que los imanes pueden desencadenar un proceso de excreción. Este es un efecto secundario natural del organismo que elimina sustancias tóxicas innecesarias que podrían dañar al cuerpo. Tras este proceso de desintoxicación, se pueden manifestar ciertos síntomas como la intensificación de la micción, fluctuaciones en la temperatura del cuerpo y transpiración, fatiga, sensación de agotamiento y debilidad, dolencias en músculos y articulaciones, cefaleas, pérdida del apetito, sensación de vértigo y alteraciones en la regularidad intestinal, como la diarrea.
La terapia de biomagnetismo es un enfoque alternativo que aporta múltiples beneficios físicos y emocionales. Aunque todavía no está oficialmente reconocida por las autoridades médicas internacionales, ha demostrado ser un complemento efectivo para tratar diversas condiciones y mejorar la salud en general.
¿Qué es el biomagnetismo y cómo funciona?
El biomagnetismo es una terapia alternativa que se utiliza para identificar, diagnosticar y corregir anomalías en el organismo antes de que se desarrolle una patología. Funciona a través del uso de imanes, que se aplican a áreas del cuerpo identificadas por el terapeuta como afectadas. Los imanes se dejan en su lugar durante unos 15 a 20 minutos para restablecer el equilibrio y la salud en la zona.
¿Cuáles son los beneficios del biomagnetismo?
El biomagnetismo tiene una amplia gama de beneficios. Físicamente, puede mejorar el sistema circulatorio, reducir la inflamación muscular y articular, aliviar el dolor óseo y de ligamentos, minimizar problemas digestivos, fortalecer el sistema inmunológico, disminuir la fatiga y ayudar a la recuperación después de enfermedades graves o cirugías. Psicológicamente, puede ayudar a combatir el insomnio, reducir el estrés, recuperar el apetito, mejorar el autocontrol personal y potenciar la sensación de fortaleza interna y autoestima.
¿Cómo el biomagnetismo ayuda a combatir los patógenos?
El mecanismo del biomagnetismo se basa en la modulación del pH del cuerpo. Los agentes patógenos proliferan cuando hay desequilibrios significativos en los niveles de pH. Al corregir estos desequilibrios a través de los imanes, se interrumpe la retroalimentación energética de los microorganismos patógenos, mientras que los microorganismos necesarios para el metabolismo se benefician de un ambiente adecuado para su desarrollo.
¿Quiénes deben evitar el biomagnetismo?
El biomagnetismo tiene algunas contraindicaciones. No se recomienda en personas sometidas a quimioterapia o radioterapia, mujeres embarazadas, personas en tratamientos de fertilidad, pacientes con marcapasos, niños menores de cinco años con fiebre y sin atención médica previa, personas con condiciones de salud inestables o enfermedades crónicas, y aquellos que experimentan cambios bruscos en la presión arterial o los niveles de glucosa en la sangre.
¿Cuáles pueden ser los efectos secundarios después de una terapia de biomagnetismo?
Después de una sesión de biomagnetismo, los pacientes pueden experimentar pequeñas crisis en las 24 a 48 horas, ya que los imanes pueden desencadenar un proceso de excreción de sustancias tóxicas. Los síntomas pueden incluir aumento de la producción de orina, cambios en la temperatura corporal y sudoración, somnolencia, cansancio y debilidad, dolores musculares, articulares y de cabeza, falta de apetito, mareo y diarrea.
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