Biomagnetismo y el Sistema Inmunológico

 

El sistema inmunológico  es una poderosa red interconectada de órganos, tejidos, células y proteínas que se encargan de reconocer, eliminar y recordar, cualquier amenaza que provenga dentro o fuera del organismo, evitando de esta forma el contagio de cualquier enfermedad. La terapia de biomagnetismo médico considera al sistema inmunológico como uno de sus tres pilares fundamentales de la salud, junto a la desintoxicación y la relajación. En esta terapia de imanes al principio de cada sesión, el especialista colocará pares de imanes en puntos específicos del cuerpo, para impactar los tres pilares de la salud, logrando así restablecer al organismo de cualquier desequilibrio del PH celular, restituyéndose la salud y pudiéndose prevenir enfermedades.

 A continuación presentaremos la explicación y algunos ejemplos de los elementos que componen esta vasta red defensiva que abarca todo nuestro organismo: órganos, tejidos, células y proteínas.

Órganos: Son un conjunto de tejidos celulares cuya importancia radica en el hecho de desempeñar funciones específicas que son vitales para el organismo, por ejemplo, el órgano del corazón que se encarga de bombear la sangre y transportar los diferentes nutrientes para nuestro organismo; en el caso del sistema inmunitario, los órganos más importantes son el timo, que se encarga de alojar las células T, o linfocitos, durante su desarrollo hasta su estado de maduración, además de ser el principal centro de operaciones  que dirige las actividades de defensa de nuestro sistema inmune; y el bazo que se encarga de filtrar y limpiar la sangre de nuestro cuerpo, gracias a los leucocitos que reconocerán los agentes patógenos hallados en la sangre.

Tejidos: Los tejidos son agrupaciones de células que pueden ser de uno o varios tipos, los cuales pueden poseer múltiples funciones, entre las que se puede señalar: la protección y la comunicación o la producción de elementos necesarios para la vida, como sucede con el tejido de la medula ósea que es el más importante de nuestro sistema inmune, por ser el encargado de producir los glóbulos rojos y glóbulos blancos necesarios para nuestra vida. Otro ejemplo de tejido biológico referido a la protección del cuerpo, es la piel que se encarga del recubrimiento del cuerpo humano para proteger los órganos internos. Igualmente, la información enviada al tejido del sistema nervioso que se encarga de los aspectos mecánicos de nuestro organismo, puede influir en el sistema inmunológico, como sucede al momento de percibir el estímulo de una emoción positiva y ésta al ser asimilada en nuestro cerebro, envía el impulso eléctrico por el sistema nervioso para realizar determinadas acciones, como mover los músculos de nuestra cara y hacernos sonreír, o generar sensación de felicidad gracias a la segregación algunas hormonas, como la oxitocina.

 Células: Son el elemento de nuestro cuerpo más pequeño que además se encarga de formar todos los organismos vivos, tejidos, órganos, etc., de nuestro organismo; esta facultad de formar los órganos y elementos que conforman nuestro cuerpo, además de llevar a cabo diversas tareas como la protección del cuerpo humano, le hacen uno de los elementos más importantes de nuestro organismo. En el caso del sistema inmunitario, podemos ver un ejemplo claro, en las células que se encargan directamente de identificar y eliminar cualquier microorganismo patógeno, los linfocitos B y T, o glóbulos blancos

 Proteínas: cumplen diferentes funciones para facilitar el funcionamiento del organismo, en el caso del sistema inmune, las proteínas más importantes son los anticuerpos que se encargan de identificar cualquier célula enferma o microorganismo patógeno, ayudando a la función de los linfocitos B y llamando a los linfocitos T para eliminar estas amenazas.

                ¿Cómo funciona nuestro sistema inmunológico? Su principal misión es resguardar y proteger nuestro organismo de cualquier amenaza que pueda debilitarlo o enfermarlo; el sistema inmunitario ha llevado a nuestro cuerpo a desarrollar, un complejo sistema de defensa que posee tres niveles o tres fases, las cuales están destinadas a evitar el paso o eliminar la amenaza de cualquier agente patógeno, interno o externo, capaz de deteriorar la salud. El primer nivel de este sistema se encuentra en la parte exterior del cuerpo y está compuesto por la piel, la vellosidad corporal, mucosas y secreciones de nuestro organismo como lágrimas, sudor, mucosidad nasal, etc., éstos se encargarán específicamente de atrapar  y evitar el paso al torrente sanguíneo u órganos, de cualquier agente considerado como una amenaza.

                El segundo nivel de defensa está compuesto por los linfocitos B y T, más conocidos como glóbulos blancos, los cuales se ubican en el timo y se dirigen al bazo y ganglios linfáticos para realizar sus tareas de vigilancia, ya que son quienes deberán reconocer y eliminar cualquier microorganismo o agente patógeno que haya podido atravesar las barreras corporales antes mencionadas. Estos linfocitos se dividen en dos tipos linfocitos B y linfocitos T. En el caso de los linfocitos B, su misión es guardar la memoria de agentes patógenos que haya tenido que enfrentar nuestro cuerpo en el pasado; para al momento de haber un nuevo contagio, nuestro sistema inmune utilizará esta información para neutralizar la amenaza; y los linfocitos T, los cuales se encargan, de eliminar directamente, y hacer frente de forma directa a los microorganismos o agentes patógenos que hayan sido reconocidos como amenazas, ya sea que provengan del exterior o interior que pueden traer problemas si se bajan las defensas del sistema inmune como hongos, parásitos, bacterias, virus, o en el caso de las células cancerígenas.

La tercera fase de defensa de nuestro sistema inmune, se refiere a la respuesta inmunitaria adquirida, la cual se obtiene, luego de haber tenido contacto con los agentes causante de una enfermedad;  la información de estos agentes queda en la memoria inmune de los linfocitos B. Estos linfocitos en caso de volver a estar en contacto con un agente desequilibrante de la salud, ya sabrá de antemano cómo eliminar estas amenazas eficazmente.

Finalmente, recordamos que nuestro sistema inmunológico a pesar de su amplio alcance en el cuerpo humano, puede verse afectado por diversos factores como los aspectos psicológicos, que pueden tener consecuencias físicas en el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Por este motivo, se recomienda siempre cuidar el aspecto mental y emocional, dándole la misma importancia, que al aspecto físico; nuestro cuerpo humano está integrado por diferentes sistemas y otros elementos que deben mantenerse equilibrados para poder tener una buena salud. Por esta razón, la visión integral de la terapia biomagnética trata tanto, las dolencias físicas como las emocionales, ofreciendo una oportunidad valiosa para fortalecer la salud y prevenir enfermedades, además de aliviar el estrés, mejorar la calidad del sueño y trabajar los estados de ansiedad, pudiendo cualquier persona acceder a sus beneficios.

Descubre lo importante que es mantener tu cuerpo en equilibrio.

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